Con la luna en el horizonte, llega el día dispuesto a dar sus mejores colores.
Una luz brillante que se expande por el campo y tejados del pueblo.
En las casas, el blanco andaluz se esparce por fachadas llegando a lograr ese color pureza de Andalucía.
Aparecen nubes presagio de la lluvia bendita.
Todo cambia tras el manto de consuelo del agua y limpios aparecen calles y tejados.
El sol conduce al día a unas horas de sueño....
Surge la tarde como un preámbulo a la noche. El pueblo dormirá en un feliz sueño para alcanzar un vivir placentero hasta que el canto de los pájaros en el cielo digan que llegó un nuevo día.
La luz es cambiante, pero Andalucía siempre es por muy bella.
ResponderEliminarUn fuerte abrazo Amigo.
Jean-François. www.jfbaphotographie.com